Crisis del clero


  Durante el periodo de las guerras revolucionaria (1789-1792), se vivieron diferentes aspectos que aunque estaban muy relacionados, sucedieron  de diferente manera. El clero ha sido desde siempre  un personaje muy influyente tanto en la sociedad como en lo  político, debido a que logró mantener su independencia frente al poder civil.
         
   En  1789 “el gobierno confiscó las tierras de la iglesia, con la idea de que el mismo cuidaría del clero. Al  año siguiente fueron cerrados los conventos y monasterios; se les impuso la Constitución Civil del Clero y fueron disueltos una tercera parte de la diócesis” (John Trigilio, 2008 pp. 402). El Clero fue ultrajado por la Asamblea Francesa, por ello  el 12 de julio de 1790  modificó la organización eclesiástica, en la cual se suprimió la autoridad que poseía la Iglesia de imponer impuestos sobre las cosechas, el clero perdió parte de su privilegio fiscal, se confiscaron sus bienes y los párrocos eran nombrados por el pueblo.

Se obligó a los sacerdotes a jurar fidelidad a la Constitucion Política. El papa Pío VI prohibió el juramento y excomulgó a los sacerdotes que lo ejercieron .En 1792 la Asamblea Legislativa que sustituyó a la Asamblea de Francia, decretó la deportación de sacerdotes no juramentados y subsistieron una serie de matanzas de sacerdotes “…los templos convertidos en cárceles para los ministros; trecientos de ellos entregados a la muerte en un día y en una sola ciudad; todos los demás pastores fieles a Dios sacrificados o echados de su patria, buscando por entre muchos riesgos alguna acogida en las naciones extranjeras…” (Barruel, 1814 pp.1)


En 1793 el odio contra la iglesia era de tal intensidad que surgieron una serie de acontecimientos de rebelión ante el descontento social por la desigualdad preexistente:
“Los revolucionarios encarcelaron o masacraron a un gran numero de religiosos, acosaron a muchos más forzándolos a esconderse o a exiliarse, “persuadieron” a otros a renunciar a su profesión “supersticiosa”…..destruyeron o desfiguraron las imágenes religiosas y desmocharon  torres de iglesias…la Revolución Francesa despojó el diezmo de la iglesia católica, nacionalizó sus propiedades, acabó con su independencia institucional, trazó unilateralmente las fronteras eclesiásticas, casi abolió el clero regular, rebajó el clero secular...” (Dale K, 2002 pp.15)

             No obstante, cuando Napoleón llegó al poder en Francia  observó que la mayoría del pueblo Francés era católico, por ello cuando  los representantes intentaron sustituir  el domingo en que se realizaba la misa,  por la fiesta de la década en los que celebraba la razón, la libertad y la patria, el pueblo no quiso renunciar a su tradición de fe  y recurrieron a celebrarla  en presencia de un sacristán o un maestro de una escuela.
          
  En 1801 Napoleón promulgó el texto del Concordato (promulgaba la libertad y la publicidad de culto) con el Papa Pio VII que le devolvía a la iglesia la propiedades confiscadas durante la Revolución Francesa, el cual permitió una restauración de la vida cristiana, hizo posible la apertura de seminarios y la formación de un nuevo clero pero a pesar de ello en Francia la Iglesia Católica nunca ha podido recuperarse completamente de la devastación que creó la Revolución Francesa.


                                                   
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